Delgado Bonilla, alcalde jubilado o 'tertuliano' de la actualidad, según convenga

Francisco Delgado Bonilla, exalcalde de Vélez-Málaga y jubilado de la vida política institucional, ha encontrado en la crítica constante al actual gobierno municipal una nueva forma de mantenerse presente en la escena pública. Convertido en una suerte de tertuliano a tiempo parcial de la política local, el que fuera presidente del Partido Popular de Vélez-Málaga se dedica hoy a cuestionar prácticamente cualquier decisión del Ayuntamiento, incluidas las de su propio partido, del que sigue formando parte a pesar de que se le ve más cerca de los andalucistas de izquierdas encabezados por Pino.
Lo llamativo de sus intervenciones no es solo el tono agrio con el que se dirige al equipo de gobierno y al PP (su actual partido), sino la ambigüedad interesada desde la que habla. Según el asunto, Delgado Bonilla se presenta como exalcalde con autoridad moral para opinar, y en otras ocasiones como un simple ciudadano jubilado y ajeno a la política. Una dualidad calculada que le permite criticar sin asumir responsabilidades.

Su última arremetida ha tenido como objetivo una actuación municipal tan básica como la apertura de un espacio público para el disfrute de vecinos y vecinas de Torre del Mar. Sin embargo, el exregidor ha optado por magnificar la situación, centrando su ataque en el traslado de una escultura vinculada a un artista amigo suyo, convirtiendo una decisión menor en una polémica artificial.
Desde el gobierno municipal consideran que este tipo de ataques responden más a cuestiones personales que al interés general, y recuerdan que la actuación responde a criterios de mejora urbana y uso público del espacio, algo que difícilmente justificaría el tono empleado por el exalcalde.
La situación cobró un nuevo matiz político en el último pleno municipal, donde el portavoz del GIPMTM, Jesús Pérez Atencia, afirmó públicamente que Francisco Delgado Bonilla podría convertirse en una futura "ficha" de Andalucía por Sí, una declaración que alimentó las especulaciones sobre sus verdaderas motivaciones y sobre un posible reposicionamiento político tras años de militancia en el Partido Popular.
Este señalamiento refuerza la percepción de que las críticas de Delgado Bonilla no responden únicamente a una preocupación ciudadana desinteresada, sino que podrían estar vinculadas a una estrategia personal de reubicación política, utilizando la confrontación permanente como escaparate.
Resulta paradójico que quien durante años tomó decisiones urbanísticas y políticas de gran calado, algunas de ellas ampliamente discutidas, eleve ahora a la categoría de escándalo una intervención menor, mientras se sitúa cómodamente al margen de cualquier responsabilidad institucional.
Delgado Bonilla, que durante décadas fue una figura clave del Partido Popular local, parece hoy más interesado en el desgaste público y el ruido político que en aportar soluciones constructivas para Vélez-Málaga y de ahí la pregunta que se hacen todos: ¿Se pasó al andalucismo? ¿Vuelve a la izquierda por Navidad?
La pregunta sigue en el aire: ¿habla Francisco Delgado Bonilla como exalcalde responsable, como ciudadano jubilado o como político en busca de un nuevo acomodo? Porque, a juzgar por sus últimas apariciones, lo hace siempre según le convenga.

